Presencia

Ella se fue.

En cada rincón de la casa dejó una melodía.

La cama revuelta.

Un perfume a mil muertes.

Una maraña de pelos.

La sombra estampada en las paredes.

Un reflejo distorsionado en el espejo.

Letras desperdigadas que quieren ser un poema.

Los ojos cerrados sobre la almohada, y una sonrisa que anda por el techo.

Ella se fue.

Sin embrago su ausencia está más presente que nunca.

Ludmila Espindola 

"Juega al borde de la oscuridad.Gira un mechón de su pelo entre los dedos.Las piernas suspendidas. En los labios una melodía baja.Una gato pequeño clava sus uñas en la piel de seda y la rasga.Ella sonríe y un hilo color carmesí se dibuja sobre la palidez de sus brazos.
-¿Cómo es que puedes volar?.
El ave la ignora, y extiende aún más sus alas enormes, sus plumas de un negro radiante.Ella piensa que se ve hermoso con sus pequeños ojos penetrantes y vacíos.
La niña traza un circulo en la tierra con su dedo de tiza.Imagina que también puede elevarse y extiende sus brazos, y abre las palmas.
El hilo recorre sus muñecas y cae, llenando a gotitas el circulo.Ahora la tierra es roja, y piensa que su circulo es perfecto.
-¿Puedo yo también volar?
El ave desciende majestuosamente.Se posa altiva sobre sobre el pequeño hombro derecho de la niña-presa. El paisaje es desierto, fulminante.El gato ríe a carcajadas rodando dentro del circulo.
Despacio, el suelo comienza a alejarse.La niña se eleva sutilmente.En la voz del cuervo, hay una melodía baja."

Ludmila Espindola